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INFORMACIÓN HISTÓRICA

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San Bartolomé es un municipio lanzaroteño con una superficie estimada de unos 40’9 kilómetros cuadrados. Enclavado en el centro de la isla limita con otros municipios como Tías, Tinajo, Teguise y Arrecife y presenta unas suaves costas bañadas por el océano Atlántico. La altitud media no es muy relevante aunque destacan algunas montañas importantes como la de Mina.

Su historia, como corroboran ciertos yacimientos arqueológicos ubicados en Ajei, algunos enterramientos en la montaña “Emine”, o grabados rupestres como los de Guatisea se remonta a la época prehispánica. Aquí estos primitivos habitantes, los  “majos”, debieron vivir en cuevas o casas semienterradas. Eran clanes familiares que se dedicaban a cuidar ganados de cabras y ovejas; a practicar una agricultura poco desarrollada; a pescar o marisquear y, también, a recolectar plantas y semillas. Además conocían la escritura y tenían una cierta religiosidad, con el culto a un dios supremo y un gran conocimiento de los astros, que se ejemplificaba en algunos rituales y enterramientos.

A partir del siglo XV, después de la llegada de Jean de Bethencourt, empezaron a asentarse en la zona algunos colonos franceses, portugueses y españoles. Estos se dedicaron principalmente a las tareas agrícolas y ganaderas. Así sabemos que en ese momento destacó el cultivo de cereales (trigo y cebada). Además hubo grandes extensiones dedicadas a pastos con una gran cantidad de camellos y de rebaños de cabras y ovejas. Más tarde, con las erupciones volcánicas de principios del siglo XVIII, se fueron expandiendo los cultivos vitivinícolas, frutícolas o de legumbres en enarenados; se introdujo la papa y el millo; y fue muy álgida la producción de barrilla.

Durante la época moderna esta base económica fue acompañada de una demografía moderada pero creciente que aprovechó las primeras vías de comunicación que se trazaron entre el sector sur de la isla y la villa de Teguise, y que confiaron en la seguridad que proporcionaba este lugar alejado de la costa. Así fue consolidándose un núcleo en torno a la antigua ermita de San Bartolomé y  algunos vecindarios importantes como Güime, Tomaren o Malas Tapias. Hay datos certeros y clarividentes como los 144 vecinos que residían en San Bartolomé a finales del siglo XVIII.

Durante todos esos siglos se dio un gobierno de carácter insular con capital en la villa de Teguise. Socialmente se estableció una cierta estratificación con señores en la cúspide como D. Agustín Herrera y Rojas, primer marqués de Lanzarote y gobernador de la isla (1545-1598). Desde un punto de vista cultural se intentaron inculcar unos sentimientos religiosos y la población gozó de unas ricas tradiciones que se expandían de manera oral presentando, sin embargo, unos niveles de alfabetización muy bajos.

A finales del siglo XVIII se realiza el Plan Beneficial y Parroquial de Lanzarote (1787-1806) que favorece la erección de la nueva parroquia de San Bartolomé en 1796. Con ello se fijaron unos límites incluyendo a San Bartolomé, Montaña Blanca, Güime, Sobaco, Grifo y Calderetas. Además la consecución de esta autonomía religiosa fue el germen de la creación del Ayuntamiento. Esta institución, que se conseguiría definitivamente a partir de 1835, ha sido nuestro eje político y administrativo en los últimos siglos. Por otra parte ya a mediados del XIX se creó el Juzgado de Paz que todavía es la  representación de la Administración de Justicia en el municipio. Por último en pleno siglo XX se han ido instalando otros organismos dependientes de la Comunidad Autónoma o del Gobierno Central que nos han brindado servicios relevantes relacionados con la seguridad, la sanidad o la educación.

San Bartolomé, durante gran parte del siglo XIX y XX, siguió dependiendo económicamente de una agricultura que abastecía un mercado interno y que tenía algunos productos de exportación. En un primer momento los cereales, la barrilla y la producción de vinos y aguardientes. Más tarde el auge de la cochinilla. Posteriormente, y según los ciclos productivos, la importancia de las batatas, sandías, melones, papas, cebollas, legumbres o millos. Además la aparición y consolidación de las actividades pesqueras y conserveras en Arrecife, a mediados del siglo XX, produjo que algunos de los vecinos de San Bartolomé se dedicaran también a estos cometidos. A partir de los años setenta estas tareas fueron decayendo y en toda la isla se fue consolidando el turismo y los sectores  adyacentes como los servicios y la construcción. Hoy en día en San Bartolomé estos son muy potentes  en la zona industrial de Playa Honda. Además el crecimiento económico y demográfico ha hecho que el aeropuerto de Lanzarote, ubicado en la costa de Guacimeta desde los años 40, sea uno de los más importantes de España en cuanto al número de pasajeros.

Durante gran parte del siglo XIX y XX la demografía se mantuvo con una cierta estabilidad en los núcleos de San Bartolomé, Güime, Montaña Blanca o El Islote-Florida. En 1970, por ejemplo, se contaba con 3462 habitantes en todo el municipio. A partir de esa fecha la nueva realidad económica de la isla hizo que la cifra fuera aumentando rápidamente. Playa Honda, gracias a la cercanía a Arrecife y Puerto del Carmen, es un caso paradigmático pues pasa de ser un diseminado a aglutinar de manera densa a muchas personas llegadas de múltiples lugares. Hoy el municipio es el segundo de Lanzarote en cuanto a población de derecho con unos 22.000 habitantes.

Durante la época contemporánea se siguieron dando síntomas de estratificación y desigualdades sociales. A partir de 1960 se va creando una cierta clase media y con el advenimiento de la democracia, en 1975, también se va consolidando una separación de poderes y una serie de deberes y derechos propios del ciudadano.

Desde un punto de vista cultural el siglo XIX supone la aparición de pequeñas escuelas en el municipio. Estos centros funcionaron de manera dispersa hasta que, ya a mediados del siglo XX, se construyó el Colegio Ajei. Además durante todo este tiempo la comunidad se destacó por su riqueza de costumbres y conocimientos tradicionales y por la afición al teatro y al folclore canario. Hoy San Bartolomé cuenta con varias escuelas unitarias; dos colegios y dos institutos ubicados en San Bartolomé y en Playa Honda; varias bibliotecas públicas; museos; salas de cine; un teatro y un archivo municipal.

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